La tarjeta revolving es una tarjeta muy parecida a una tarjeta de crédito convencional, pero con unas características peculiares. La principal es que no cobran intereses y lo mejor suelen ir acompañadas de incentivos. Habitualmente estos están ligados a la devolución de un porcentaje de las compras que se hayan realizado con ella.
Estas tarjetas ofrecen grandes facilidades para acceder al crédito de forma rápida y sencilla, sin grandes trámite y prácticamente al instante y sin desplazamientos. De hecho, la mayoría de tarjetas revolving se pueden solicitar online, lo que facilita al usuario la obtención de la misma.
Además, el cliente que adquiere una tarjeta revolving puede elegir qué cantidad pagar y en cuántos meses. Cada usuario puede elegirlo de una forma cómoda y sencilla, adaptándose siempre a la situación personal de cada uno: pagando una cantidad mínima fija o eligiendo otra cantidad.
Esta flexibilidad y facilidad de uso hacen de las Tarjetas Revolving el «paraíso» de los microcréditos personales, pero todo lo contrario.
El crédito concedido a través de las tarjetas revolving es cuanto menos polémico, no solo por su complejo sistema de funcionamiento (a medida que se amortiza deuda esa cuantía ya se puede utilizar como crédito, de ahí el nombre de revolving o giratorio) sino también por sus altos tipos de interés, que pueden superar el 20%.